Herramientas para generar un proceso integral de autoorganización en tu barrio, pueblo o ciudad
Entendemos la autogestión local como una forma
de tomar el control de nuestras vidas, dotando a nuestros barrios y pueblos de
infraestructuras que permitan el desarrollo estable de proyectos sociales
organizados desde abajo. Esto sirve para romper con nuestra actual dependencia
de los precarios sistemas de prestación social pública o privada dominadas por
el Estado y el mercado.
Es en el ámbito local donde podemos contar con mayor
capacidad para extender el proceso
autogestionario. No en vano es en lo cotidiano donde nos
encontramos con nuestros vecinos y vecinas y con los problemas habituales que
compartimos.
Se trata de empoderarnos, de construir iniciativas autogestionadas
integrales desde la proximidad. A través de estos proyectos, las vecinas y
vecinos recuperamos el apoyo mutuo
y regeneramos la comunidad como forma de solución a los
problemas básicos de nuestra
vida personal y colectiva.
A lo largo de esta publicación hemos ido conociendo diversas
experiencias y propuestas
de acción que tienen en común la posibilidad de ser
aplicadas en nuestro barrio o pueblo; si
somos capaces de ponerlas en común, podremos contar con
todo un sistema integral de
autoorganización social. Enumeramos estas propuestas:
• Relaciones vecinales de comunidad, apoyo mutuo y
cooperación.
• Centros sociales, tiendas gratis, cosatecas,
bibliotecas sociales, etc.
• Intercambio (trueque) de bienes, servicios y
conocimientos, monedas sociales, mercado
social con participación de comercios y profesionales locales.
• Oficinas de desobediencia económica, insumisión fiscal
y autoorganización de deudoras.
• Crowdfunding (microfinanciación colectiva) y
cooperativas de crédito sin intereses.
Autogestión fiscal.
• Bolsa de trabajo y apoyo a la creación de proyectos de
autoempleo.
• Oficina de vivienda y banco de recursos de inmuebles
disponibles.
• Cooperativa de vivienda social.
• Centro público de salud autogestionado. Facilitadoras
de salud.
• Oficina de Educación y espacios de aprendizaje colectivo.
• Despensas (espacios de abastecimiento e intercambio),
grupos de consumo, tiendas de
productos ecológicos.
• Medios de comunicación comunitarios.
• Laboratorios de ecofabricación, reparaciones y
maquinaria libre.
• Talleres de autoproducción energética.
• Grupos de afinidad de activistas.
• Asambleas populares.
La cuestión clave es: ¿Cómo transitar de
la realidad existente a un proyecto de autogestión integral?
El modelo de cooperativas integrales ya está abordando la
creación de procesos de cambio social a una escala territorial más grande.
Tenemos la oportunidad de replicar estos métodos a una escala local aprovechando
todas las herramientas que están generando las cooperativas integrales. Las
redes de autogestión biorregional (Ecoxarxes en Catalunya), deben cumplir una
función clave para acercar estas herramientas al ámbito
local.
Cómo empezar
Debemos ser conscientes de que el trabajo que tenemos por
delante requerirá un gran esfuerzo. Por eso, lo primero que necesitamos es un
grupo de personas mínimamente afines que puedan comprometerse recíprocamente con
todo el proceso. Cuando seáis al menos 3 o 4 personas con alta disponibilidad
podréis empezar a dar los primeros pasos con ciertas garantías. Si no es así,
tenéis también la opción de difundir y convocar una reunión hasta que seáis
suficientes para formar el grupo de trabajo inicial entre unas y otras.
Llegados a este punto estaremos en condiciones de dar el primer paso:
1. Crear un grupo de trabajo para generar el núcleo de
autogestión local. Intentad que en
él participen personas que formen parte de la asamblea
popular local, si es que ésta existe.
Se puede empezar convocando una reunión e invitando a
colectivos afines.
2. Con el grupo de trabajo en marcha podemos realizar un
mapeo de proyectos e iniciativas
a nivel local y contactar con más colectivos para las
siguientes reuniones:
• Asambleas o iniciativas vinculadas al 15M
• Huertos comunitarios
• Grupos y mercados de intercambio
• Cooperativas de consumo
• Casas ocupadas y centros sociales
• Grupos de transición
• Grupos de permacultura
• Cooperativas de reinserción o de trabajo
• Ateneos libertarios o populares
• Otras cooperativas y colectivos autogestionados
• Librerías afines
• Centros cívicos gestionados por los vecinos
• Bancos del tiempo
• Grupos ecologistas y de decrecimiento
3. Una vez se hayan generado suficientes contactos
personales, puede ser el momento
de convocarlos (con un margen de tiempo) a una
presentación para extender la iniciativa y
podréis recoger más contactos para enviarles las
siguientes convocatorias.
4. Cuando el grupo inicial se va ampliando, puede ser el
momento de realizar un mapeo a
nivel local de espacios autogestionados (cedidos, alquilados,
okupados o en propiedad)
y un calendario compartido donde podamos saber cuándo
están libres estos espacios: para
realizar asambleas, llevar a cabo proyectos, establecer
puntos de información, acogida,
difusión, etc.
5. Una metodología a seguir puede ser escoger un objetivo
común para el siguiente mes y empezar a desarrollarlo. Por ejemplo, la bolsa de
trabajo, la problemática de la vivienda u otra que pueda ser de interés
general. Ahondamos en esta cuestión en el punto siguiente.
6. Una vez se haya escogido un objetivo común, y con al
menos un mes de antelación, podrá convocarse y preparar una asamblea popular
donde la gente del barrio o municipio pueda ir preparando propuestas de cómo generar
proyectos que ayuden a solucionar los problemas planteados.
Participación y metodología de organización
Experiencias como el auge y la decadencia de muchas de
las asambleas del 15M nos muestran que los procesos asamblearios son complejos.
Un gran número de personas que participan en un proceso ambicioso y que carecen
de metodologías de trabajo acordes con el reto que significan, puede tener
pocas posibilidades de éxito.
Más allá de un momento especial en que una sola propuesta
puede movilizar a mucha gente,
un proceso de construcción de autogestión generalizado es
un reto a largo plazo, en el cual uno de los elementos clave es la continuidad de
los equipos de trabajo y la sostenibilidad
del tiempo que dedican a ello.
En este sentido, tenemos que ser conscientes de que las
personas motivadas por el objetivo
común y que semanalmente podamos estar activas en el
proceso, vamos a ser una minoría.
Muchas personas, por razones familiares, laborales, de
salud, etc. no podrán estar. Además habrá mucha gente que tendrá que mantener
un ritmo de implicación alto sólo en un proyecto concreto, aún sabiendo que será
parte de esta propuesta global de autogestión generalizada. No podemos
pretender que estas personas, que son clave en el grupo de consumo, en el
centro social o en la escuela libre, lo sean también de la coordinación de la
asamblea local. Por ello, no debemos pensar que no están con nosotras porque no
vengan a reuniones semanales, ya que probablemente sí que lo estén, y con toda
su energía y experiencia.
Es muy importante que aprendamos a organizar la “casa
común” al menos a dos velocidades
organizativas: por un lado, las que pueden estar
semanalmente asumiendo tareas de dinamización de proyectos comunes y de facilitación
de la participación de las demás, por otro lado, las que van a estar los días
clave para aportar su experiencia al proceso.
¿Qué tal una periodicidad mensual para la 2ª velocidad de
implicación? Tendría que ver
con el 6º paso que comentábamos. Hagamos jornadas
asamblearias monográficas y aprendamos a trabajar a fondo un tema para que nos
permitan iniciar un nuevo proyecto en
nuestro ámbito local y que ayude a avanzar en nuestro
núcleo de autogestión autóctono.
Se trata de reapropiarnos de la política local abriendo
espacios a la participación ciudadana
donde se propongan, discutan, decidan y se lleven a la
práctica, desde lo colectivo, aquellas acciones que sean consideradas
necesarias por parte de la comunidad
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